18/11/2022

¿Qué es la insulina?

La insulina es una hormona liberada por parte del páncreas que consta de 51 aminoácidos y es la principal hormona que va a favorecer ciertos efectos fisiológicos. En este post os hablamos de ella.

En los últimos años dentro de la medicina, la nutrición y el mundo del entrenamiento, se presta especial atención al metabolismo. Este aspecto toma tal relevancia debido a que en torno al metabolismo giran patologías tan determinantes como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la inflamación crónica de bajo grado o el cáncer.

Cuando hablamos del metabolismo tenemos que hacer referencia a la insulina, esta hormona tan influyente en su buen o mal funcionamiento. La insulina es una hormona liberada por parte del páncreas que consta de 51 aminoácidos y es la principal hormona que va a favorecer ciertos efectos fisiológicos.

En el instante que comemos, especialmente cuando ingerimos hidratos de carbono, se genera la entrada de varias moléculas al interior de nuestra célula. La tenencia de una amplitud global y conocer de manera específica las bases del funcionamiento de la insulina nos permitirá avanzar en el estudio del metabolismo.

En el momento en el que la funcionalidad de la insulina pierde efectividad y entramos en la nociva y peligrosa resistencia a la insulina, aparecen por arrastre las derivaciones de ésta y las cuales definen al síndrome metabólico y otros problemas importantes para la salud.

¿Qué es la insulina?

La insulina es una hormona peptídica, la cuál está formada por 51 aminoácidos y es liberada en el páncreas por parte de las células beta de los islotes pancreáticos. El momento en el que esta hormona es secretada se produce al generarse la hiperglucemia ante la ingesta de los hidratos de carbono (HC).  La magnitud del  aumento de la glucosa en sangre dependerá de la cantidad y carga glucémica de los HC consumidos.

La pasta, el arroz, la bollería industrial o un sobre de glucosa en momentos de entrenamiento son algunos de los ejemplos de hidratos de carbono que van a propiciar la liberación de glucosa en el intestino, órgano que recibirá la entrada de glucosa y que posteriormente inducirá a una hiperglucemia, entonces el organismo buscará un equilibrio en búsqueda de la homeostasis.

La homeostasis es una propiedad de los organismos que consiste en su capacidad de mantener una condición interna estable compensando los cambios en su entorno mediante el intercambio regulado de materia y energía con el exterior. En este caso el organismo buscará la normoglucemia.

El nivel de glucosa en sangre en condiciones normales suele estar entre los 85-100 mg/dl, cuando hacemos la ingesta de este tipo de alimentos, se suele disparar a los 180-210 mg/dl y por lo tanto el páncreas libera insulina para que esos números vuelvan a la calma. La manera de hacerlo es sacando la glucosa del torrente sanguíneo y atrayéndolo hacia el interior de la célula, esta reacción se da a nivel muscular, en el hígado y el tejido graso. El movimiento se lleva a cabo gracias a la intervención de la insulina.

No solo los hidratos de carbono van a favorecer la liberación de insulina por parte del páncreas, las proteínas, especialmente las que tienen alta concentración de los aminoácidos (leucina, arginina o alanina) también son propensos a provocar la elevación de la insulina. Este hecho nos enseña que debemos tener en cuenta la acción de determinados productos, como son los aislados de proteínas, los cuales van a elevar en gran cantidad nuestra insulina en sangre.

¿Funciones biológicas de la insulina?

Como hemos comentado anteriormente la función de la insulina es la de normalizar la glucosa en sangre cuando se genera una hiperglucemia. El páncreas libera la insulina para que esta hormona introduzca la glucosa en la célula, ya sea en el tejido muscular, en el interior del hígado o en la zona adiposa.

Hay dos tipos de funciones metabólicas en las que debemos fijarnos de manera principal: la primera función es la anabólica, en la cuál la insulina es la promotora de la  expresión de la formación de proteínas. La segunda misión importante por parte de la insulina es la función anticatabólica, favorece que no se rompan las proteínas y que no se desintegre el glucógeno. Estas reservas moleculares que se encuentran dentro de nuestro organismo, especialmente a nivel del hígado.

Para que estas reacciones se den correctamente, la insulina tiene que impactar en unos receptores de membrana existentes, las zonas receptivas de este hecho biológico son el músculo, el hígado y la zona grasa. Hay unos receptores que ejecutan la acción de la unión de la insulina a la célula.

Mientras somos jóvenes este tipo de acciones se dan con total normalidad, ya que los receptores son vírgenes y con una gran funcionalidad, la acción es realizada con gran facilidad. A poca cantidad que libere el páncreas se va a normalizar la glucosa y esta va a pasar al interior del músculo favoreciendo la formación de glucógeno muscular, es decir, la acumulación de glucosa que dará lugar al glucógeno.

Cada molécula de glucosa suma otras tres o cuatro de agua, a nivel del hígado, la insulina impactará en los receptores de la membrana y se favorecerá la entrada de glucosa con la posterior acumulación de glucógeno hepático, este mismo hecho pasará en la zona grasa y la introducción de la glucosa en los adipocitos. Esto es lo que ocurre en un organismo sano, en donde funcionan bien los receptores periféricos y el organismo no tiene que generar un exceso de insulina. ¿Qué ocurre cuando el metabolismo ya no funciona tan bien?

La resistencia periférica a la insulina

Por desgracia existen muchas causas por las que lo comentando anteriormente no se da, los receptores a la insulina sufren diferentes niveles de disfuncionalidad y se acarrea con problemas graves para el metabolismo, el primero que surge es la resistencia a la insulina.

Algunas personas van desarrollando resistencia a la insulina y esto se produce por numerosas causas, nombraremos algunos ejemplos:

La excesiva cantidad de insulina a la que se exponen las personas con el paso de los años (las personas con sedentarismo principalmente), el tratamiento con determinados fármacos ( la quimioterapia, los antiinflamatorios, los corticoides o los medicamentos biológicos entre otros), la pérdida de una correcta composición corporal adecuada y la posterior acumulación de grasa abdominal (la lipotoxicidad y la acción de las citoquinas) más otros componentes como el estrés acumulativo darán lugar al atrofiamiento de los receptores y la resistencia a la insulina.

Todo esto comentado anteriormente obliga al páncreas a tener que liberar una gran cantidad de insulina debido a que el cuerpo no es capaz de resolver sus problemas, ya que los receptores no realizan bien su trabajo. Al tener acumulada una gran cantidad de insulina en sangre se genera una hiperinsulinemia.

La hiperinsulinemia y la resistencia a la insulina que se han generado nos pueden llevar a problemas más graves, por ejemplo: el síndrome metabólico y patologías de gran calado como el cáncer.

Hemos aprendido sobre la importancia de la insulina, esta hormona no solo marcará y guiará a nuestro metabolismo a determinadas reacciones anabólicas y protección de la masa muscular, sino que también definirá el estado de salud y el funcionamiento de nuestro metabolismo.

Por todo ello es importante entender cómo funciona el metabolismo, los hechos que pueden perjudicar a su funcionamiento, las medidas correctoras que podemos aplicar y los desencadenantes que se pueden presentar. El metabolismo es una de las grandes bases de nuestra salud, tenemos que cuidarlo y entender el funcionamiento de la insulina, que es una de las claves.

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