17/8/2021

Cortisol: Qué Es Y Cómo Controlarlo

Muchas personas se preguntan si el cortisol, también llamado hormona del estrés, supone un peligro para la salud. Cada vez se habla más sobre la repercusión del estrés para nuestro metabolismo, la composición corporal o el rendimiento deportivo.

Muchas personas se preguntan si el cortisol, también llamado hormona del estrés, supone un peligro para la salud. Cada vez se habla más sobre la repercusión del estrés para nuestro metabolismo, la composición corporal o el rendimiento deportivo.

Cuando hablamos de estrés, físico o emocional, la hormona más relevante es el famoso cortisol. Esta hormona está asociada a problemas psicoemocionales, de sobreentrenamiento o de mala gestión del descanso.

Los niveles elevados de cortisol conllevan una serie de consecuencias físicas a nivel intestinal, cardíaco o del sistema inmunológico que suponen un descenso de la calidad de vida y una mayor mortalidad.

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La importancia del cortisol

El cortisol es una hormona imprescindible para el correcto funcionamiento del organismo, pero es importante tenerlo controlado. Tanto por exceso como por defecto, esta hormona puede traer consecuencias negativas para tu salud.

Esta hormona se libera en las glándulas suprarrenales a partir del colesterol y tiene diversas funciones en varios sistemas del organismo, antiinflamatorias, glucocorticoideas y mineralocorticoideas, ejerciendo las siguientes acciones:

  • Antiinflamatorias: va a permitir que te desinflames cuando tu sistema inmunológico se activa y desencadena una respuesta inflamatoria.
  • Glucocorticoideas: ante una demanda energética causada por el estrés, el cortisol eleva la glucosa en sangre debido a que tu organismo necesita de nutrientes en un intento de prepararse para esa lucha o huída ante una situación adversa.  
  • Mineralocorticoideas: permite la retención de sodio en el organismo para mantener los niveles de presión arterial en la sangre.

Cortisol en el día a día

El cortisol se libera de forma natural principalmente entre las 7 y las 8 de la mañana, cuando tu organismo necesita todas esas acciones que hemos comentado previamente. Como ser humano vas a tener que enfrentarte al medio hostil, y ello implica correr para coger un autobús, realizar un entrenamiento o ir a una reunión con tu jefe en la cual vas a estar nervioso. 

Todas estas situaciones de la vida son de por sí estresantes y tu organismo va a responder generando cierta inflamación. Si tu sistema nervioso y hormonal es eficiente, liberará la hormona cortisol para regular la glucosa en sangre y desinflamarlo hasta volver a un estado metabólico de equilibrio.

Claves para que el cortisol esté en equilibrio

Como ya habrás visto, el cortisol es necesario y es la hormona que va a permitir enfrentarte a ese estrés físico o emocional. El problema ocurre cuando se dan situaciones estresantes de forma continua que exigen mucho de ti; darlo todo en un entrenamiento, dormir 5 horas o llevar una dieta excesivamente hipocalórica con el fin de perder peso. ¿Te suena? 

En realidad, lo que está ocurriendo es que tu organismo responde generando una inflamación cada vez que realizamos estas medidas extremas y que los niveles de cortisol se elevan más de lo necesario y de forma prolongada para regular ese estado.

6 Consecuencias del cortisol elevado de forma continua

Catabolismo muscular

Por un lado, el cortisol va a aprovechar los aminoácidos musculares para generar la glucosa necesaria, perdiéndose así paulatinamente la masa muscular y generando nefastas consecuencias en tu salud.

Al perder masa muscular, tu tasa metabólica basal disminuye y cada vez tendrás un gasto calórico en reposo menor. A pesar de seguir en déficit calórico puedes observar que acumulas grasa abdominal, tu cabello y uñas son cada vez más frágiles y tu composición corporal va empeorando. Este catabolismo muscular es lo que finalmente rompe realmente esa sensibilidad a los hidratos de carbono y la flexibilidad metabólica.

Por otro lado, el catabolismo no solo ocurre a nivel muscular, sino en todas las estructuras proteicas del organismo: mucosas intestinales, cabello, colágeno de la piel, etc. Por ello es fácil observar un envejecimiento en aquellas personas que pierden muchos kilos tras un conflicto emocional o el desarrollo de problemas gastrointestinales como una permeabilidad intestinal o un colon irritable.

Como es propio de las personas autoexigentes, a pesar de creer estar haciéndolo todo bien y no obtener los resultados esperados, todavía se exigen más, lo cual arrastra una sensación de frustración e injusticia.

Inmunodepresión

Habrás observado que, tras un golpe, la zona del cuerpo dañada se inflama durante unos días; o cuando una persona alérgica a los frutos secos se expone a ellos tiene síntomas de hinchazón e inflamación. Por ello, al acudir al médico normalmente se inyectan dosis de cortisona para paliar esta inflamación. 

En el organismo ocurre lo mismo, se libera cortisol para contrarrestar la inflamación, pero a su vez este cortisol tiene funciones inmunodepresoras, disminuyendo las defensas y originando las consecuencias que esto conlleva: mayor riesgo de infecciones de virus, bacterias, etc. El precio a pagar por tener un cortisol elevado es un sistema inmune alterado.

Síndrome de fatiga adrenal

Un exceso de cortisol elevado durante años te puede llevar al lado contrario, generando un déficit de la hormona en la glándula suprarrenal y produciendo el síndrome de fatiga adrenal que cada vez se observa más en la sociedad actual.

Si bien es cierto que el síndrome de fatiga crónica adrenal se diagnostica mediante analíticas de sangre y orina o métodos muy concretos cuando los casos son extremos, es muy común que se den niveles intermedios de esta situación, en los cuales tu capacidad de exposición al estrés físico y emocional disminuye y la glándula suprarrenal no tiene la capacidad suficiente para liberar el cortisol necesario para desinflamar. Esto va a generar muchos síndromes asociados a fatigas crónicas, dolor de articulaciones o cefaleas constantes.

Síndrome de inflamación crónica de bajo grado

En un estado en el que no se dispone de suficiente hormona cortisol para paliar la inflamación se da el síndrome de inflamación crónica de bajo grado, en el cual el sistema inmune segrega una serie de sustancias inflamatorias que ocasionan dolor constante e incapacidad de enfrentarte con la misma fuerza y energía a las situaciones estresantes normales del día a día (un entrenamiento, una discusión con tu pareja, etc.)

Al no tener cortisol suficiente, no generas de forma eficiente ese pico de glucosa necesario o no retienes la cantidad de sodio que requiere tu organismo para mantener la presión arterial. Por ello es tan común que ciertas personas manifiesten ese cansancio constante o la necesidad de ingerir comidas ricas en azúcares simples.

Quizás la situación no es tan grave como para generar una inflamación crónica pero poco a poco la suma de meses y años sufriendo esta sintomatología acaba mermando la calidad de vida de la persona.

Permeabilidad intestinal

Es muy común sufrir de permeabilidad intestinal cuando llevas arrastrando una situación de inflamación crónica de bajo grado. Al no tener suficiente hormona antiinflamatoria, el intestino se inflama fácilmente, se altera la flora intestinal y entran ciertas moléculas al organismo que no deberían entrar, provocando que tu sistema inmune se dispare y libere anticuerpos de forma exacerbada.

Muchas de las enfermedades autoinmunes que aparecen a partir de los 45 años (enfermedad de Hashimoto, artritis reumatoide, alopecia, etc.) tienen su origen en el síndrome de fatiga crónica que produce una menor capacidad antiinflamatoria por parte del organismo mantenido durante años. 

El tratamiento de estas patologías suelen ser inmunosupresores de forma crónica como los corticoides, con la finalidad de apagar la llama inmunológica que ocasiona. Antes de llegar a ese punto, a veces se intenta reponer con una mínima cantidad de corticoides en determinadas épocas para tratar de liberar de forma eficiente el cortisol y así prevenir o mejorar toda esta sintomatología asociada.

Problemas emocionales asociados

Por último, cuando la persona ya no dispone de cortisol ocurren problemas emocionales serios, ya que es incapaz de exponerse al estrés emocional, lo cual supone que en ocasiones se recurra al consumo de antidepresivos o ansiolíticos para calmar este estado.

Conclusión

Como habrás podido ver, el cortisol es una hormona imprescindible para nosotros y en muchas ocasiones mal comprendida ya que, a pesar de llamarse la hormona del estrés, la realidad no es que esta hormona te genere estrés por sí misma, sino que es la consecuencia de exponerte al estrés. 

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