17/3/2020

La relación entre la autoinmunidad y tu intestinto

Nuestro sistema inmunitario está formado por un conjunto de células y señales que nos protegen frente a patógenos externos (microorganismos) e internos (células dañadas, tumorales) con el fin de eliminarlos.

Nuestro sistema inmunitario está formado por un conjunto de células y señales que nos protegen frente a patógenos externos (microorganismos) e internos (células dañadas, tumorales) con el fin de eliminarlos. Una enfermedad autoinmune nace del resultado de que el sistema inmunológico ataque erróneamente al tejido sano del cuerpo.  Su incidencia ha crecido mucho en los últimos años y además se ha visto que afecta más a mujeres que a hombres (20% versus 8%)  quizás por reacciones inmunitarias más potentes y genes que están en el cromosoma X.  

El sistema inmunitario se puede ver alterado por muchos factores. Sin embargo, existen 4 principales que me encuentro todos los días en consulta y que pueden inducir o incrementar la aparición de enfermedades autoinmunes: alteraciones en la microbiota, exceso de estrés, el gluten y el exceso de proteínas.

La tolerancia inmunitaria es el estado de no-respuesta del sistema inmunitario a sustancias o tejidos que pueden tener un potencial para inducir a una respuesta inmunitaria. Los mecanismos que envuelven esta respuesta no están bien definidos, pero cada vez más se ha visto que la microbiota y sus metabolitos juegan un papel importante, la dieta y el estrés crónico están implicados en su desregulación. Es más, se ha visto que en los primeros años de vida el desarrollo de la microbiota intestinal va en paralelo a la maduración del sistema inmunitario. 

Concretamente, en el tracto gastrointestinal los dos factores que influencian más sobre la tolerancia inmunitaria son la dieta (gluten y exceso de proteínas) y la composición y función de la microbiota. Se ha demostrado que bajo condiciones fisiológicas normales, las macromoléculas de los alimentos inducen la producción de células T reguladoras, la cuales son esenciales para disminuir la respuesta inmunitaria a antígenos dietéticos. Cualquier alteración crónica en la dieta o la microbiota podría dar lugar a alteraciones en la respuesta inmunitaria. 

ALTERACIONES EN LA MICROBIOTA

La microbiota intestinal contribuye al desarrollo de la inmunidad normal pero, cuando ésta se altera puede promover procesos de autoinmunidad contra varios antígenos inespecíficos causando patologías y desregulaciones de las células inmunitarias, como por ejemplo la células T. Además, las bacterias que se encuentran en el intestino delgado pueden migrar a otros órganos y desencadenar respuestas autoinmunes (de hecho, se ha demostrado que el uso de determinados antibióticos puede mejorar el cuadro de estas enfermedades). 

La composición del microbioma intestinal empieza a formarse en el útero y madura a los 3 años de vida. Además, ésta viene determinada por la edad, la dieta y las condiciones ambientales y varía en función de la zona del intestino. La mayor parte de antígenos del intestino provienen de factores dietéticos y alteraciones en la microbiota que pueden afectar a la tolerancia inmunitaria incrementando la infiltración de células T reguladoras contra antígenos dietéticos, causando respuestas inmunitarias. Estas alteraciones pueden dar lugar a daños en la mucosa intestinal y la tolerancia inflamatoria, causando alergias alimentarias y asma (como comentaremos más adelante). Algunos de los ejemplos que pueden causar disbiosis (alteraciones en la microbiota) son el nacimiento por cesárea, no dar leche materna, uso de fármacos, antisépticos, dietas bajas en fibra y altas en grasas o exceso de proteínas (como explicaré más adelante).

Terapia

El perfil microbiano se puede modular con patrones alimentarios como intervenciones dietéticas para favorecer el incremento de poblaciones que tengan incidencia en la sintomatología de las enfermedades autoinmunes. Imaginaros si es importante el cuidado de la flora bacteriana en el desarrollo de enfermedades autoinmunes, que las intervenciones con probióticos, prebióticos y simbióticos pueden ser futuras promesas como terapias preventivas para las alergias y estas enfermedades, restaurando el microbioma alterado y mejorando el sistema inmunitario como inmunoterapia. Se ha visto un vínculo directo entre la microbiota y los niveles de IgA, ya que estimulan las células dendríticas en las placas de Peyer que activan las células B y producen anticuerpos IgA. Alteraciones en la microbiota puede dar lugar a disminuciones o incrementos de IgA en la barrera intestinal causando ALERGIAS ALIMENTARIAS.

El problema es que existe un gran numero de alergias alimenticias que hace que los estudios que correlacionan microbiota-alergia no sean siempre iguales, pero cada vez más se está viendo una relación directa, ya que a parte de controlar la producción de IgA, la microbiota produce metabolitos importantes que se usan para comunicarse con el sistema inmunitario y que juegan un papel clave en la integridad de la mucosa intestinal y de la función metabólica. como es el butirato, que podrían prevenir muchas alergias y una mejora de la funcionalidad gastrointestinal. 

Curiosidad

 Los niños que viven en granjas tienen menos enfermedades alérgicas, seguramente debido a los efectos protectores de la exposición a animales a edad temprana y su papel en la microbiota. Además, una alimentación rica en frutas y verduras desde pequeños ha demostrado dar lugar a menos alergias alimentarias, ya que la fibra incrementa el crecimiento de bacterias como bifidobacterias y lactobacellius haciendo que tengan una microbiota sana y equilibrada. . 

ESTRÉS

El estrés y su gestión también es un factor clave para estas enfermedades, ya que desencadena muchos brotes y es un grave problema que tenemos ya que estamos expuestos siempre a él. La exposición prologanda al estrés y el mantenimiento elevado de glucocorticoides y catecolaminas llevan a la supresión del sistema inmune, aumentando así la posibilidad de acarrear enfermedades. Este vínculo está relacionado sobre todo con la secreción de la hormona cortisol y la disminución de la acción de los linfocitos T reguladores, encargados de ordenar el caos autoinmune. 

El estrés es una respuesta del cuerpo producida ante distintos agentes nocivos cuya finalidad es promover la adaptación del organismo a su medio cambiante con el fin de recuperar la homeostasis fisiológica y conductual de éste. El cortisol y las catecolaminas regulan las respuestas al estrés y estas mismas también ejercen funciones inmunomoduladoras. Se ha demostrado que durante las fases de alarma del cuerpo existe una inhibición del sistema inmune como respuesta normal del organismo ya que es un sistema con mucho gasto energético. Por ello, durante etapas de estrés existe un hipofuncionamiento del sistema inmune. dejando el cuerpo expuesto a una mayor susceptibilidad de padecer enfermedades. Ya en 1936, Seyle demostró una hipotrofia de dos órganos inmunológicos, el timo y los ganglios linfáticos, debido a la exposición crónica al estrés.

En los últimos años, cada vez hay una tendencia mayor en el conocimiento de la psiconeuroinmunología, la cual estudia la influencia de las conductas emocionales sobre el funcionamiento del sistema inmunológico, concretamente el efecto inmunosupresor de la exposición del organismo al estrés. 

Antiguamente se había pensado que los niveles elevados de glucocorticoides circulantes están relacionados con efectos inmunosupresores, pensándose así que los niveles bajos de estos facilitaran el funcionamiento inmunológico y aumentarían el riesgo de que las células inmunes reaccionaran contra elementos propios del organismo generando enfermedades autoinmunes. Sin embargo, en un estudio clásico en rata, encontraron que los niveles basales normales de glucorticoides eran necesarios para impedir la aparición de los síntomas de la enfermedad de esclerosis múltiple. Observaron que a mayores eran los niveles circulantes de glucocorticoides, menor era la incidencia de síntomas, y cuando bajaban se agravaba. Esta contradicción es debida a que el cuerpo requiere de un equilibrio y una homeostasis, y que el exceso y el déficit puede acarrear graves consecuencias. 

Esclerosis múltiple

Una de las enfermedades autoinmunes más vinculadas al estrés en los últimos años es la ESCLEROSIS MULTIPLE. Es una patología que afecta a casi 50000 personas en España. Se produce una destrucción de la mielina que recubre el sistema nervioso. Existen varias hipótesis que explican la forma en que la exposición al estrés contribuye a la exacerbación de los síntomas de la esclerosis múltiple: 

  1. Los glucocorticoides poseen propiedades antiinflamatorias, durante la exposición al estrés el cortisol circulante aumenta y el paciente con esclerosis múltiple puede tener un mayor control sobre la inflamación, pero cuando logra lidiar adecuadamente con el estrés los niveles de glucocorticoides en sangre regresan a sus niveles basales y dejan al organismo con mayor riesgo de exacerbación de la enfermedad.
  2. El mantenimiento de los niveles circulantes elevados de glucorticoides por estrés crónico en sangre reduce el número de receptores para esas hormonas con el fin de mantener la homeostasis, al reducirse el número de receptores a corticoesteroides, la células inmunes de los pacientes con esclerosis son menos sensibles a los efectos antiinflamatorios del cortisol y así incrementa el resigo de exacerbación de los síntoma de la enfermedad.
  3. El estrés puede incrementar el riesgo a exacerbación de los síntomas al aumentar la permeabilidad de la barrera hematoencefálica a células inmunes circulantes en sangre y como consecuencia incrementar la infiltración de leucocitos al sistema nervioso central y promover procesos inflamatorios. 

Enfermedad de Graves-Basedow

Otra enfermedad autoinmune que se ha visto vinculada directamente al estrés (y a los puntos mencionados anteriormente) es la ENFERMEDAD DE GRAVES-BASEDOW, un tipo de hipertiroidismo autoinmune. En esta enfermedad hay una alteración del sistema inmunitario donde se producen anticuerpos que estimulan el receptor de TSH de la glándula. Existen un gran numero de estudios que correlacionan las vivencias de eventos estresantes en la vida (desde divorcios, perdidas de trabajo, guerras civiles, etc.,) de los pacientes con el diagnóstico y la progresión de este tipo de hipertiroidismo. Un ejemplo muy famoso es que la incidencia de esta enfermedad incrementó durante la guerra civil en Yugoslavia.  Sin embargo, para el HIPOTIROIDISMO DE HASHIMOTO no se ha encontrado este fuerte vínculo con el estrés, quizás porque el diagnóstico de este tipo de tiroidismo se realiza cuando éste ya está avanzado. Es una enfermedad que produce anticuerpos que causan inflamación y destrucción de la glándula tiroides y que afecta sobre todo a mujeres mayores de 60 años (más del 10% de la población), sugiriendo la existencia de un componente genético y epigenético importante .

Lo que sí que está claro es que existe una clara relación entre el estrés y la afectación del sistema nervioso, endocrino e inmunitario, dando lugar a cambios que alteran la homeostasis y que pueden desencadenar enfermedades como las mencionadas. 

GLUTEN

La ENFERMEDAD CELIACA es intolerancia al gluten que acaba con la destrucción de las células intestinales. Hay hasta un 75% de personas que la padecen y que no lo saben y que pueden manifestar intolerancia al gluten no celíaca o síntomas neurológicos (neurogluten) o bien ser asintomática. 

Además, la enfermedad de celiaquía está asociada con un incremento a sufrir otras enfermedades autoinmunes como la tiroiditis de Hashimoto, la diabetes tipo I y la esclerosis múltiple, debido a la destrucción de las vellosidades intestinales y a la infiltración de moléculas del sistema inmunitario al torrente sanguíneo; reforzando la idea de que existen vía genéticas e inmunes que contribuyen a la desregulación del sistema inmune y a la pérdida de tolerancia al gluten.  Además, también se ha observado un papel importante en el microbioma y el desarrollo de la tolerancia y la patogénesis de la enfermedad. 

Se ha demostrado que existen células inmunitarias específicas (variaciones genéticas) T respondedoras al gluten en pacientes con celiaquías. Los péptidos de gluten son procesados por la enzima TTG en un proceso llamado deamidación el cual puede activar estas células T al convertir los péptidos de gluten no inmunogénicos en inmunogénicos. Se ha observado que personas que comen gluten tienen en la sangre células T circulantes especificas contra el gluten, las cuales también están presentes en el intestino delgado.

El incremento de la permeabilidad intestinal debido a la presencia del gluten es resultado de la activación de receptores de quemoquinas. Además, las células CD4 T incrementan la producción de linfocitos y otras células inflamatorias, generando inflamación del tejido, y se producen moléculas NK que destruyen los enterocitos y las células epiteliales intestinales. Cabe señalar que las causas del estrés epitelial puede ser por el propio gluten o por interacciones con el microbioma, los cuales pueden influenciar en la digestión de los péptidos de gluten, la función de la barrera intestinal y la activación linfocitaria. 

Importante…

Por ello, una alimentación rica en gluten en personas sensibles a él puede acabar generando la aparición de todos estos procesos fisiológicos en el sistema gastrointestinal y acabar dando lugar a la aparición de enfermedades autoinmunes. El problema hoy en día es que el gluten, al ser una proteína que da “textura”,  es usado en muchos productos del supermercado, sobre todo los ultraprocesados, generando así procesos inflamatorios en personas que no somos sensibles al gluten, dando lugar a la aparición de intolerancias en personas no predispuestas genéticamente.

EXCESO DE PROTEÍNAS

A pesar de que la proteína es un macronutriente vital para la formación de todas nuestras estructuras, como en todo, un exceso puede llegar a ser perjudicial. Dietas hiperproteicas, bajas en fibra y altas en azúcares simples alteran la microbiota intestinal. Un exceso de proteínas puede hacer que parte de ellas no sean digeridas y lleguen intactas al colon, donde serán fermentadas por la flora de éste dando lugar a residuos tóxicos como amoniaco, sulfuros, aminas, etc, que alteran el lumen del colon, la diversidad y la funcionalidad de la microbiota bacteriana. 

Este exceso de proteína se ha asociado a un incremento de la actividad de enzimas bacterianas que favorecen la acumulación de estas sustancias potencialmente tóxicas, la cuales pueden acabar dando lugar a alteraciones en las vellosidades intestinales, a aumentar el riesgo de cáncer de colon, y en algunos casos a la histamonosis alimentaria; la cual está vinculada al sobrepeso, la migraña, la fibromialgia, a las alergias alimentarias, la fatiga crónica y el intestino irritable por un exceso de histamina. 

Además, al igual que el gluten (ya que es una proteína), un exceso puede desencadenar respuestas inmunitarias inflamando el aparato digestivo y al generar alteraciones en las vellosidades intestinales pueden acabar dando lugar a todas las consecuencias que os he explicado anteriormente con el gluten. 

Enfermedad de chron y la colitis ulcerosa

Dos ejemplos de enfermedades autoinmunes del sistema gastrointestinal son la ENFERMEDAD DE CHRON Y LA COLITIS ULCEROSA, dos patologías inflamatorias de los intestinos, caracterizadas por alteraciones en la homeostasis de la mucosa intestinal dando lugar a una respuesta inmunitaria a antígenos del lumen intestinal. En España hay más de 100.000 personas afectadas por estas enfermedades. En 1996, Shoda ya relacionó la incidencia de estas enfermedades con un incremento de la ingesta de proteína de tipo animal, mientras que de plantas no. Además, posteriormente se ha demostrado que una buena salud bacteriana del colon tiene propiedades antiinflamatorias. Por ello un exceso de proteínas que alteran la biodiversidad y funcionalidad de la microbiota intestinal puede acabar dando lugar a la aparición de estas enfermedades. 

MÁS EJEMPLOS

1. PSORIASIS / ECCEMAS /VITÍLIGO

La piel es el órgano más grande del cuerpo y ejerce una serie de funciones inmunes innatas y adaptativas, siendo una barrera al espacio externo protegiéndonos de él. Sin embargo, a pesar de que tenemos un potente sistema inmunitario, existen distintas comunidades de bacterias que viven sobre ella. Fallos en el equilibrio del sistema inmunitario y las bacterias que viven sobre la piel pueden dar lugar a enfermedades de ésta. 

La PSORIASIS es una enfermedad autoinmune que ataca a la piel dando lugar a placas eritematosas sobre todo en las rodillas, codos, frente etc. Se ha observado que el análisis de los microorganismos presentes en las zonas de la piel afectadas son distintos a las zonas de la piel sana, vinculando así alteraciones de la MICROBIOTA de la piel con la aparición de enfermedades autoinmunes, a parte de existir un componente genético que te predispone a ella. Estas alteraciones en la piel se han asociado a alteraciones en células y moléculas que protegen de microorganismos, como células T, pudiendo suponer un vinculo entre las alteraciones de la microbiota de la piel y errores en el sistema inmunitario. Además, esta enfermedad autoinmune se ha visto muy correlacionada con otras enfermedades autoinmunes como es la artritis. 

Otra enfermedad autoinmune de la piel es el VITÍLIGO, el cual parece ocurrir cuando células inmunitarias destruyen los melanocitos. A día de hoy, la causa exacta del vitíligo todavía es desconocida, pero se ha visto que existe un gran componente genético y epigenético (radiación solar, productos químicos) que incrementa el riesgo a sufrirla. Esto es debido a que los melanocitos sanos son capaces de combatir contra los estresores que afectan la piel, generando respuestas inmunitarias controladas. Sin embargo, los pacientes con vitíligo que tienen sistemas inmunitarios alterados generan respuestas inmunitarias contra los melanocitos directamente. Además, esta enfermedad está asociada a otras enfermedades autoinmunes como es la enfermedad de Addison, el hipotiroidismo, la anemia perniciosa y la diabetes tipo I, reforzando la idea de un sistema inmunitario alterado.

2. LUPUS ERIMATOSO

Más de 40.000 personas afectadas. Afecta al tejido conjuntivo y puede atacar a cualquier órgano del cuerpo. Tiene un gran vínculo con el estrés y con la salud de la microbiota. De hecho, se realizó un estudio en 20 pacientes con lupus de Asturias y se observó una correlacion positiva entre el PERFIL BACTERIANO y la patología. 

3. ARTRITIS REUMATOIDE

Afecta a casi 250.000 personas en España y es una enfermedad que destruye el líquido sinovial de las articulaciones y causa dolor, rigidez y pérdida de la función de las articulaciones.  Se desconoce su origen pero cada vez más está vinculada a los efectos del ESTRÉS crónico sobre las alteraciones del sistema inmunitario. 

4. DIABETES TIPO 1

Se producen anticuerpos contra las células β-pancreáticas, provocando un déficit de insulina. Al igual que para la artritis, se desconoce cuál es su origen pero puede estar relacionada con ESTRÉS. Se ha vinculado muchas veces a infecciones víricas mal gestionadas (debido a una inmunosupresión). Esta falta de actividad del sistema inmunitario puede estar relacionada a un estrés crónico del paciente y a una predisposición genética, ya que varios estudios han propuesto que una sobre-activación del eje HPA puede acabar ejerciendo alteraciones del sistema nervioso sobre las células inmunitarias y la resistencia a la insulina. 

UN MENSAJE PARA FINALIZAR 

La microbiota, el estrés y el exceso de proteínas o gluten como causantes o predisponedores a sufrir enfermedades autoinmunes no deben tratarse por separado. Los 4 factores influyen entre ellos, ya que un exceso de proteínas o un estrés crónico puede acabar alterando la microbiota, y viceversa. Por ello, no sirve el cuidar uno de los puntos sino que con la alimentación y estrategias para combatir el estrés debemos cuidar nuestro cuerpo por dentro para evitar consecuencias a largo plazo.

Bibliografía

La cantidad de artículos y libros, whitepapers, etc.. que he utilizado es muy extensa. De todos los que hay, los 5 más genéricos son estos. y me hubiera gustado poner uno de cada enfermedad, pero os dejo estos para que el que esté interesado pueda revisar más a fondo:

Rashighi M, Harris JE (2018). Vitiligo pathogenesis and emergin treatments. Dermatol Clin; 35(2): 257-265

Hevia A, Milani C, Lopez P, Cuervo A, Arboleya S, Duranti S, Turroni F, González S, Suárez A, Gueimonde M, Ventura M, Sanchez B, Margolles A (2014). Intestinal dysbiosis associated with systemic lupus erythematosus. mBio; 5(5):e01548-14

Rice DB, Mehta S, Serrato J, Pope JE, Harth M, Sequeira K, Morley-Foster P, Shapiro AP, Teasell RW (2017). Stress in patients diagnosed with rheumatoid arthritis compared to chronic pain. Rehabil Psychol; 62(4):571-579

Sharif K; Watad A; Coplan L, Amital H, Shoenfeld Y, Afek A (2018) Psychological stress and type 1 diabetes mellitus: what is the link? Expert Rev Clin Immunol; 14(12):1081-1088.

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